lunes, 24 de enero de 2011

Todo sobre la almohada

¿Qué papel juega la almohada en nuestro descanso diario?

La almohada es el elemento más personal del equipo de descanso. Cada vez se le concede más importancia a la almohada. La relación con la almohada es tan particular que incluso hay personas que se llevan la suya de viaje.

¿Cada cuánto tiempo hay que cambiar de almohada?

En el caso de las almohadas, a diferencia de lo que ocurre con los colchones, no hay una recomendación estándar. El desgaste de la almohada es mucho más evidente por lo que el consumidor puede valorar la necesidad de cambio sin dificultad.

¿Qué características propias debemos tener en cuenta al escoger una almohada?

A la hora de escoger una almohada, si dormimos boca abajo o boca arriba, problemas de espalda….

La postura que adoptamos al dormir es el elemento más relevante. Hay almohadas de diferentes materiales y tecnologías, látex, viscolástica, poliforme pero lo que se valora fundamentalmente de la almohada es la firmeza (blanda, media o dura) o altura (alta, media o baja). Por ejemplo, una persona que duerma de lado, mantiene una distancia entre la cabeza y el colchón mayor que otra que duerma boca arriba por lo que necesitará una almohada más alta y firme para descansar correctamente. En definitiva, la almohada correcta es aquella que mejor mantiene la posición natural de la columna.

¿Qué diferencia hay entre los distintos materiales disponibles? (almohadas látex y almohadas viscoelastica)

Hay grandes diferencias en las almohadas según las distintas tecnologías y materiales. Las más evidentes son aquellas que se refieren a la percepción del usuario: altura, firmeza, adaptación al cuerpo…

¿Existen unos parámetros generales sobre las más cómodas o saludables?

La almohada es una decisión personal, pero no. Cada persona debe elegir su almohada en función de sus necesidades. No sólo en cuanto a la firmeza y altura de la almohada sino atendiendo además a otras circunstancias que caracterizan las almohadas. Por ejemplo, hay almohadas que tienen prestaciones especiales que comportan beneficios adicionales relacionados con la higiene.

jueves, 20 de enero de 2011

La historia de la cama

La cama ha conocido varios formas y tamaños. 


La primera cama se hizo de un apilamiento de paja. Más tarde fue aumenta para evitar el polvo, el frío y las ratas, causa de enfermedades como la peste. 


El montaje de la cama puede hacerse de madera o metal. Ésta encuadra un somier hecho de listones de madera o metal y que puede ser proveído de resortes.


Camas, artículos de cama y canapés en la Antigüedad


Los ricos romanos comían sobre canapés y dormían del mismo modo, si es preciso, cubiertos de sábanas de lino pero más generalmente, se dormía sobre simples alfombras o trenzas hechos de fibras, lana o pelo, cubriéndose con coberturas hechas de fieltro o lana, eventualmente adornadas de cotonadas, de forros o incluso de sederías (según la Bolsa y el clima).

De la Edad media a la revolución industrial

Las camas eran simples cajas de madera, más tarde cubiertas de un colchón, hechos de paja para la mayoría, de plumas para los más ricos. Con el paso del tiempo, el relleno es sustituido por textiles industriales; desde el algodón hasta las fibras artificiales.
  • Los más afortunados dormían sobre colchones hechos de lino (así como las sábanas) y rellenos de plumón de ganso o pato, en camas de madera a baldaquino.
  • Las clases medias dormían sobre colchones hechos de un fieltro fino (así como las sábanas) y rellenos de lana de oveja cardada, o pluma de ganso o pluma de pato. Aunque la cama empotrada está muy popular en algunas regiones francesas (Bretaña, Poitou, Auvernia), es necesario generalmente satisfacerse con simples asientos, a veces surtidas de bajos lados.
  • Los más pobres dormían a menudo sobre literas hechas de heno o sobre colchones colocados en el mismo suelo, hechos de un bolso de pozo, relleno de paja de trigo o sonido (los famosos jergones) de virutas de madera u hojas de helecho. Estos materiales, sanos pero rústicos, tenían la ventaja de absorber la humedad y de aislar suelos fríos. Aportaban pues una determinada comodidad. En las explotaciones, se dormía lo más cerca posible del hogar, en la sala común. En una esquina, la madre de familia paría, en un otro el abuelo se moría,  mientras que en una cama nupcial jóvenes casados se retozaban. Pero si estaba castigado, se pasaba la noche al establo.
De la revolución industrial a nuestros días

El empleo del somier, que al principio sólo estaba un simple enrejado de ramas entrelazadas, tiende a generalizarse. Se encuentra somieres a listones, a resortes, a enrejado de tela. Si la forma de las camas siguió los métodos y estilos (Luis XV, Luis- Felipe), la novedad consiste sobre todo en emplear nuevos materiales. 


El empleo del hierro y el acero compite con la madera y el cobre y permite por otro lado la fabricación de resortes helicoidales o a morcillas que aumentan la comodidad de la cama. 


El algodón se sienta preponderante para las sábanas y las fundas de edredones o de colchón. Circunstancialmente, el miraguano llena plumones y colchones baratos. 


A partir de 1900, con la introducción de las fibras de viscosa (fibrana, y también rayón o seda artificial) las fibras sintéticas tienden a sentarse preponderante.

lunes, 17 de enero de 2011

Dormir mejor en verano

En verano cuesta más dormir, hay más horas de luz, las ventanas abiertas permiten que entre ruido… ¡y por supuesto el calor!. 


Para un gran porcentaje de los argentinos, el 62,6%, el calor influye de forma negativa en la calidad del descanso, por delante del frío o los cambios de rutina, según los datos del Primer Estudio de Salud y Descanso de Asocama. 


Eso sí, el estrés y las preocupaciones siguen ocupando el primer lugar en este particular ránking, aunque las vacaciones y el descanso estival nos alivian también de estos problemas.


No podemos influir en la meteorología, pero sin embargo sí podemos seguir una serie de recomendaciones básicas que nos permitirán dormir de un tirón, levantarnos con la sensación de haber descansado y disfrutar al máximo de nuestras vacaciones:


- Una cena ligera y fresca: ensaladas, fruta… En verano más que nunca, las digestiones pesadas nos hacen sudar y dar vueltas en la cama. Si todas las partes de nuestro cuerpo están relajadas nos costará menos conciliar el sueño.

- Fibras naturales: tanto la ropa de cama como la nuestra pueden ser una fuente de calor en estas fechas. Mejor evitar las prendas sintéticas, que nos pueden hacer sudar más de la cuenta.


- Ventanas abiertas: por poco que sea, mejor el frescor natural que el del aire acondicionado. Dejarlo encendido durante toda la noche reseca mucho el ambiente y nos hace propensos a resfriados de verano, además del gasto energético que supone.


- Cambiar de postura: la cabeza desprende mucho más calor del que imaginamos, si pasado un rato notamos calor, es conveniente darle la vuelta a la almohada para conseguir evitar el sudor.

- Un equipo de descanso en buen estado: No sólo el colchón, sino también la base y la almohada deben estar cuidados y limpios. Una acumulación de suciedad y ácaros dificulta la transpiración del colchón y por tanto, nos puede dar más calor.


Y también en la casa de vacaciones

Seguir estas recomendaciones es también fundamental en las segundas viviendas destinadas a las vacaciones. 

Aquí, a veces se suele optar por la opción más económica en cuanto a equipo de descanso, que no siempre es la más recomendable para nuestro confort. 

Es común no adquirir un colchón del mismo nivel que el que disfrutamos en nuestros hogares, ya que se va a utilizar durante unas pocas semanas al año, sin embargo, como explica José Manuel Nogueiras, “se debe procurar que posea una calidad mínima que garantice un correcto descanso durante la época vacacional. 

Es por este motivo por lo que no es recomendable destinar a una segunda vivienda un colchón que por su deterioro ha sido sustituido en la vivienda principal”.